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Breve comentario a la obra del Bosco: entre la herejía y el paraiso

Por Abraham Juárez

Nota preliminar: En el pronto aniversario de la muerte del Bosco (el 9 de agosto), he pretendido escribir una nota personal sobre lo que he visto en unas obras selectas del Bosco, espero poder entrar más a fondo en artículos subsecuente.

El ver las obras del Bosco no podemos más que asombrarnos, ya sea para mal o para bien, sus mundos están llenos de seres diabólicos y actos considerados pecaminosos para su época, muy a la contra parte de varios contemporáneos suyos. Porqué hablar del Bosco es es mencionar una Edad Media dominada aún de catolicismo, de la lucha entre Dios y Satán, es hablar de moralidad religiosa.

Hieronymus Bosch, nace probablemente en 1450 en la ciudad holandesa de ‘Hertogenbosch, su facilidad con la pintura viene de cepa, ya que nació en una familia de pintores, forjándose en el taller familiar. Sus primeros años son elusivos a los historiadores del Arte, al parecer es parte del encanto del Bosco. Existen pocos documentos sobre su vida es más, sus obras no están completamente firmadas por él. Pero como arqueólogos del tiempo, los historiadores del Arte han ido juntado una a una de las piezas del rompecabezas de su pasado.

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El Bosco

El Bosco tuvo ver con propios ojos la proliferación sectas heréticas y heterodoxas que no surgían de otro lugar que del fastidio de la gente contra la Iglesia, pero también del cambio paradigmático que sucedía en su Flandes natal, la vida agrícola ya no era la dominante, comenzaba un Flandes burgués y él lo vivió carne propia.

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Erasmo de Rotterdam, humanista, filósofo, filólogo y teólogo neerlandés. Fue una de las influencia para las revueltas contra la Iglesia y sus agrupaciones.

Un ratón no puede cruzar una montaña en un día, pero puede hacer un agujero al pasar de los años. La Iglesia parecía un monolito perenne, capaz de soportar todas las inclemencias de las revoluciones eclesiásticas. En efecto, pese al clima de insatisfacción, la institución Católica no quiso cambiar y la verdad no lo necesitaba, aún hoy en día se niega a hacerlo. Las cofradías y órdenes religiosas seguían igual y entre ellas estaba la de La Cofradía de Nuestra Señora, a la cual pertenecía el Bosco, siendo de las más ortodoxas -más conservadora que un Panista de Puebla o de Querétaro, imagínense-. Veía a la sociedad como el más palpable ejemplo de hilos movidos por Satán: la amoralidad y la depravación era sinónimo de la sociedad para esta cofradía.

Hablar de que si el Bosco plasmaba elogios a esta sociedad o al contrario, que hacía patente el horror que veía en ésta, pues no es mi trabajo, ya hay especialistas en ellos, además, los mochuelos de La Isla de Minerva ya se han encargado de ello en los cursos de Renacimiento(s) que se dio.

Es cierto que somos hijos de nuestro tiempo, no obstante, el Bosco era más que eso, sin duda vemos en sus obras pinceladas de ortodoxia y heterodoxia, creando una dualidad muy particular y que explota cuando se mezcla con las imágenes que solo él podía expresar por medio del lienzo.

Obras representativas de él son: La mesa de los siete pecados capitales, que se encuentra en el Museo del Prado, mismo que fue pintado en su juventud; siendo siete escenas donde ponen de manifiesto los pecado que aquejan al ser humano todo mientras es visto por el ojo acusador de Dios.

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La Mesa de los pecados capitales

En La nave de los locos hace alusión a lo bestial, que son aquellos que cometen pecado, retrata a los herejes como seres que no controlan su instinto convirtiéndose en animales amorales.

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La nave de los locos

El carro de heno se observa la ambición del humano por el bien material

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El carro de heno

Es en El Jardín de las delicias donde el Bosco nos impacta de lleno y de frente con una serie de simbolismo: sexuales, alquímicos, alegorías a las criaturas del infierno y todo aderezado con un misticismo que recorre la obra por todos sus rincones. Nos narra una historia, nos habla, nos incita y a la vez, alecciona moralmente por medio de estos símbolos.

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El Jardín de las delicias

Todas las obras del Bosco provocan en el espectador un asombro, no deja indistinto a nadie, sello ineludible de que una obra de arte ha conseguido su propósito. Deja un sabor de asombro por la genialidad pero también uno de repulsión moral y visual. Es que sin duda el Bosco conoce al objeto de su obra que en este caso, es también su público, sabe de lo que adolece, de lo que teme y adora, aunque su moral lo imposibilite.

Pero no solo es la concepción de la obra en sí lo que llama la atención, sino también de su técnica, es contemplativa en lo particular y lo general, ya que podemos ser asombrados al ser meticulosos en su observación como también cuando damos un primer vistazo de sus obras. Buscaba mostrar una realidad moral desmaterializada, quería que el espectador de una mirada al espejo. Creo que es ahí donde podemos aplaudir la genialidad del Bosco.

En su tiempo, fue aplaudido por las corrientes más acérrimas de la Iglesia, ovacionaban de pie por las imágenes aterradoras que conmocionó al más incrédulo, por temor a un Dios implacable.

Felipe II fue uno de sus groupies, amaba sus obras y es por ello que la mayor parte de las obras se encuentran en España. Fray José de Sigüenza, uno de los primero en comentar la obra del Bosco, mencionó que deseaba hacer miles de copias de El Jardín de las delicias como sermón para aquellos en concupiscencia.

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Felipe II de España

Pero el apreciable sabrá que soy un no iniciado y que para estos temas ya tenemos a los mochuelos del Arte y sus cursos que están geniales, así que basta de esto; les dejo un link donde pueden dar un recorrido virtual de El Jardín de las delicias, en verdad que se los recomiendo, como también dense una vuelta por el Museo del Prado, yo estuve ahí viendo también las obras del Bosco -oiloooo, al asalariado-tres-trabajos-o-sino-no-trago- de manera virtual, claro está, les dejo el link.

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Arte, Cultura, historia

6 comentarios sobre “Breve comentario a la obra del Bosco: entre la herejía y el paraiso Deja un comentario

  1. Hola querido amigo. Me parece muy completo este texto como todos los que escribes. Sin embargo, tengo entendido que el Bosco pertenecía en secreto a una rama hereje en la que se establecían prácticas sexuales vinculadas al cristianismo. Al parecer su adhesión a la iglesia oficial sería una forma de ocultarlo, y el Jardín… está lleno de claves dirigidas a sus cofrades. Esto sería una actitud común en el Renacimiento. Leonardo Da Vinci, Durero, el mismo Dante, pertenecían a grupos como los Albigenses y otras ramas no oficiales. Todos ellos en lo externo, se mostraban furiosamente católicos para evitar la Inquisición. Gracias por tus excelentes entradas y te envío un caluroso saludo.

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    • Excelente apunte has hecho. Sin duda suena muy acorde a la época, en especial por el ambiente tan beligerante contra la iglesia, unos años después comenzaría la reforma protestante. De manera personal, concuerdo con la versión que has escrito. Un saludo y agradezco tu comentario que ha ampliado el artículo y la visión tanto de quien lo lee como la mía, un gran abrazo.

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