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Kobra Kai: una patada directa a la nostalgia

Por Abraham Juárez

Para nadie es ajeno que la industria del cine y de las series —e incluso en los videojuegos— está siendo invadida desde hace ya unos años por la nostalgia, algo que de cierta manera es entendible pues aquellas generaciones que disfrutamos los productos audiovisuales de las décadas de los ochenta y noventa ahora somos personas con cierta libertad económica y por ende, susceptibles a consumir en grandes cantidades productos de nuestra juventud. Dentro de todo este abanico de posibilidades nostálgicas, se encuentra la saga de películas de Karate Kid, de las cuales YouTube produjo un spin-off de nombre Cobra Kai, serie que se centra en el “malo” de la primera película Johnny Lawrence (William Zabka) y que fue de él décadas después de haber perdido el torneo de Karate gracias a una patada ilegal propinada por Daniel Larusso (Ralph Macchio). Después de que YouTube no firmara para una temporada más, Netflix se hizo con los derechos y produjo esa ansiada tercera temporada estrenada recientemente en su servicio de streaming y de la cual hoy vengo a platicarles.  

Toda la verdad sea dicha, la serie tiene una calidad de mediocre a aceptable en casi todos sus aspectos; desde la producción, guion, actuaciones e incluso posproducción —hay una escena dónde Daniel LaRusso está con su traje de karate blanco y tiene una sobrexposición de luz, algo que no fue corregido—; hay peleas que están muy mal logradas, especialmente con Daniel LaRusso; los decorados parecen de serie B; se recicla la historia de las películas: un enamoramiento que causa conflicto, el camino del héroe, así como el enfrentamiento final contra Cobra Kai o el malo en turno; y bueno, un largo etcétera. Ahora, esto no necesariamente la convierte en una mala serie, ya que el fin de Cobra Kai es entregar entretenimiento en función de la nostalgia de las películas originales, y en eso cumple, es más, me atrevería a decir que de muy buena manera.

La tercera temporada continúa la rivalidad entre Daniel LaRusso y Johnny Lawrence que se arrastra desde la primera película —hace poco más de 36 años— y que no concluyó a lo largo de las 2 temporadas anteriores. Sin embargo, muchas situaciones durante esta tercera temporada harán replantearse actitudes de ambos, pero no solo de ellos, sino también sus alumnos e hijos que tendrán que rehacer su camino y sus piques para afrontar los nuevos retos que se les presentan. Y siendo claros, la historia y los giros de trama son un tanto predecibles lo cual no demerita la serie, ya que a veces antoja solo ver conflictos a la vieja usanza ochentera y noventera que no pedía grandes reflexiones ni ríos de tinta en el guion para generar un enfrentamiento.

Cobra Kai tiene dos niveles de protagonistas: los de la saga original, es decir Daniel Larusso, Johnny Lawrence y los secundarios de cada una de las películas, los cuales no mencionaré para no develar nada de la trama; mientras que del otro lado están los nuevos protagonistas, que son los hijos de Daniel y de Johnny, así como los discípulos de cada uno de sus Dojos. Sé que podríamos decir que son los secundarios, sin embargo, creo que el equilibrio entre “la vieja escuela” de Karate Kid y la “nueva” es buena y sí bien a veces tienen más protagonismo unos, más adelante se compensa.

Las actuaciones de todos los personajes son muy buenas en el sentido de verse reales, si bien he dicho que toda la serie es medianamente aceptable, y esto también incluye las actuaciones, los actores y actrices convencen de ser personas comunes, pero hasta ahí, es decir, no encontraremos grandes interpretaciones ni nada por el estilo. A quién se podría aplaudirle es a William Zabka en su papel de Johnny Lawrence, que nos muestra una suerte de antihéroe —ya que no lo es en sentido estricto—, alguien que no es malo por serlo, sino solo es torpe y bruto en sus maneras de conducirse y eso irremediablemente le lleva a cometer errores e incluso lastimar a las personas que quiere.

Quisiera romper una lanza a favor de Cobra Kai por muchos sentidos; uno de ellos es el gran trato que se les ha dado a los personajes originales y al uso de la nostalgia dentro de la trama; si bien es cierto que salen viejas caras conocidas, no se abusa de ello, se mantiene un buen equilibrio entre la nostalgia y los nuevos conflictos y personajes; es sin duda un ejemplo de cómo tratar con respeto viejas sagas introduciendo nuevas historias y personajes —sí, lo digo por Star Wars y sus nuevas películas—.

Otra aplauso para Cobra Kai es la inclusión de lo políticamente correcto dentro de la serie, ya que podemos ver personas de distintas nacionalidades, etnias y preferencias sexuales sin que sean el centro de la trama, solo están ahí porque son personas como todos los demás; y siguiendo con lo políticamente correcto, otro aplauso a dar lección de lo que algunos “progres” llaman “masculinidades tóxicas”; ya que nos muestra a Johnny Lawrence como un macho buscapleitos, dicha actitud lo ha llevado a tomar malas decisiones y a lastimar gente que quiere; pero la serie no juzga a Johnny, lo entiende y el mismo personaje comienza a comprender que lo que hace está mal y debe de “deconstruirse” pero aun así, llega a fallar —como todos lo hemos hecho—, pero una vez más, no se juzga al personaje y somos testigo, de cómo Johnny se esfuerza por dejar de ser ese bravucón, dejar atrás esa “masculinidad tóxica” y para finalmente hacernos entender que un error no determina tu persona, siempre y cuando busques enmendarlo.

Finalmente, una gran reflexión que nos deja la serie es la conciliación con el pasado y la redención de las personas. Cobra Kai nos presenta que en ocasiones nuestro actuar no es el correcto y que podemos dañar personas que queremos o ser lastimados por alguien que considerábamos cercano, pero siempre existe el espacio para el perdón y la redención; saber que esas acciones quedan muy atrás en el tiempo, perdonar y perdonarnos por los errores del pasado es fundamental para avanzar como personas; pero también la redención debe de ser otorgada y buscada por nosotros para poder construir una mejor versión de cada uno. O como diría el maestro Miyagi: «Para una persona que no perdona, el vivir es peor castigo que la muerte».

Si bien los argumentos aquí presentados podrían observarse como una crítica negativa a Cobra Kai, lo cierto es que me atrapó una vez más y no pude parar de verla hasta terminar todos los capítulos, sin embargo, es necesario hacer las aclaraciones que ya he hecho siendo lo más objetivo posible, es por ello que recomendaría esta serie para aquellos que gustaron de las películas, gustan de los productos audiovisuales de los ochenta y noventa, y finalmente para los que buscan algo ligero que consumir en la plataforma de Netflix; sin embargo, para aquellos que prefieren grandes producciones, guiones más elaborados, actuaciones memorables e historias profundas, pues lo mejor es que se alejen de Cobra Kai. En lo personal, ha sido una buena serie, no he tenido mejor inicio de año que ver la historia de Daniel LaRusso y Johnny Lawrence una vez más.

En La Isla de Minerva le damos 4 de 5 plumas mochueliles.

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