«Yo, robot» de Isaac Asimov
por Abraham Juárez
Citar la vida de Isaac Asimov es hablar de una vida entregada a la Ciencia y la Literatura, donde la segunda fue el vehículo de la primera, pero también fue la escritura la que concedió de alma a la Ciencia en Asimov. Hablar de él, es escribir ríos de tinta sobre su amplio catálogo de novelas, cuentos cortos y hasta artículos de divulgación científica, porqué sí, Asimov también era un Químico de profesión, amante de la Historia y un magnifico cuentacuentos, no puedo pensar en mejor combinación para cualquier ser humano, científico, literato y amante de la historia.

Asimov (Isaak Yudovich Ozimov) nació en Rusia, allá por el año de 1920; a muy corta edad sus padres emigrarían a los Estados Unidos de Norteamérica donde tiempo después se nacionalizó como norteamericano; permaneció en aquel país del Norte hasta el final de sus días, un 6 de abril de 1992, un día de luto para la Ciencia Ficción.
La obra que hoy recomendamos, es una de las imprescindibles de Asimov, Yo, Robot; publicada en el año de 1950 y que trata sobre algo que apasionaría a Asimov y que dejaría huella en los pensadores sobre el tema: la robótica. Lo haría de tal manera que sus disertaciones sobre el comportamiento de estas entidades mecánicas serían seguidas muy de cerca por los programadores de inteligencia artificial; las llamadas leyes fundamentales de la robótica:
- Un robot no debe dañar a un ser humano o, por su inacción, dejar que un ser humano sufra daño.
- Un robot debe obedecer las órdenes que le son dadas por un ser humano, excepto cuando estas órdenes se oponen a la Primera Ley.
- Un robot debe proteger su propia existencia, hasta donde esta protección no entre en conflicto con la Primera o Segunda Ley.
Es así como inicia la obra, poniendo sobre la mesa los axiomas a seguir dentro del hilo argumental de su texto, configurado por una serie de cuentos, nueve a saber, los cuales se articulan para darnos un panorama extendido de una sociedad futura, algunos dirían distópica –aunque no al estilo de Orwell, Huxley o Phillip K. Dick–, y esto lo afirmo ya que si, en un principio podría verse a una humanidad con un vasto avance tecnológico conquistando planetas, el humano aún sigue siendo humano, y es aquí donde Asimov nos muestra en su particularidad las emociones humanas, que se transmiten a la creación del humano, el robot.
De esta manera el autor nos hace viajar por distintos momentos filosóficos y reflexivos como especie humana y como autores de estas máquinas perfectas con creadores imperfectos. Los conflictos que residen en cada uno de los cuentos, no son los robots en sí, sino la manera en que nos planteamos como seres éticos-morales, tratando de liberarnos de esto llamado trabajo condenando a otra “forma de vida” a ese fatídico destino. Todos estos problemas son un todo dentro de la obra.
Pero también Asimov nos conduce de la mano sobre la posible, si se me permite la palabra, “evolución” de los robots, entes que comienzan siendo simples armatostes básicos, pasando por aquellos que ya puede desarrollar una conversación con cualquier humano, para después desarrollar pensamientos propios, hasta religiosos hasta terminar con un control total y “perfecto” del mundo. No está de más decir que, aunque Asimov plantea los dilemas entre el humano y el robot, también es cierto que deja ciertas pistas sobre la pregunta ¿qué es ser un humano? no se aventura, al menos no de manera plena a plantearla en su totalidad o ni siquiera a responderla, cosa que si hacen escritores como Philip K. Dick, animes como Ghost in the Shell (1995), o videojuegos como Deus Ex (2000), o películas como Ex machina.
Ex machina, vía d13ezvd6yrslxm.cloudfront.net y Ghost in a shell, vía Travel and Leisure News
En la introducción nos presentan a la robopsicóloga de la U.S Robots & Mechanical Men Inc., Susan Calvin que, en los primeros cuentos, será ella la anfitriona-presentadora de cada uno de los relatos, que mediante una entrevista que le están efectuando nos narran el inicio de las historias.

El primer cuento es acerca de Robbie, un tipo robot niñera que tiene a su cargo a una niña de nombre Gloria. Entre ellos surge una relación fuerte de amistad que entrará en conflicto con otros personajes.
Para el segundo relato nos presentan a Mike Donovan y Gregory Powell, dos empleados de la U.S Robots & Mechanical Men Inc., los cuales se encuentran en Venus, en una estación minera y están en una difícil situación, prácticamente mortal, ya que el materia que necesitan para poder hacer funcionar a la estación minera es traído por un robot que no da señales de “vida”, a lo cual pone a los protagonistas a trabajar para recuperarlo, después de muchas ideas logran salir a buscarlo en compañía de otros robots que había en la estación, pero al llegar y ver al robot, de nombre Speedy, notan que no avanza ni retrocede, esto por un bucle ocasionado por el choque de las leyes de la robótica, donde no puede arriesgar su integridad pero tampoco desobedecer a los humanos, es decir de Mike Donovan y Gregory Powell. Sin embargo, después de un largo tiempo, los personajes logran eliminar ese equilibrio que se dio entre la segunda y tercera ley y logran salvar al robot y a ellos.
Para la tercera historia, de nuevo nuestros protagonistas son Donovan y Powell, pero ahora en una nave espacial, misma que tiene a bordo a un prototipo avanzado de robot, que en teoría tenía que ser instruido por ellos para controlar todo lo concerniente a la nave y su funcionamiento, sin embargo, el robot toma una cierta conciencia de su existencia donde nos hace reflexionar sobre el pensamiento pre ciencia en la humanidad reflexionando sobre cuestiones que para mí, son inmanente al humano.
En el cuarto relato, ahora nuestros recurrentes personajes, es decir, Donovan y Powell, están de nuevo supervisando una estación minera, pero ahora a quien supervisan es a un robot de nombre Dave, que tiene a su cargo a una serie de esbirros, 6 en total, a los cuales graciosamente llaman “dedos”. Dave se comienza a descontrolar bajo ciertas circunstancias que tanto Donovan como Powell desconocen y cada vez que desean hacer algo, Dave regresa a la normalidad. Logran idear un plan en el cual podrán ver cuál es el problema del robot, aunque las cosas no resultan como ellos quisieran.
En el quinto cuento, es ahora la misma Susan Calvin una de las protagonistas. Todo transcurre en un momento de su carrera donde aparece un robot que es capaz de leer la mente, Herbie. El robot es diestro con las matemáticas y con los cálculos, sin duda de los mejores en el campo, pero se decanta más por leer novelas y leer lo complejo de las mentes humanas.
El sexto cuento nos vuelve a presentar a los protagonistas del anterior relato, Susan, Bogert y Lannig, mismos que son encargados de encontrar un robot que ha sido modificado para no “obedecer” del todo la primera ley, excluyendo la parte “de por su inacción, dejar que un ser humano sufra daño.” Lo cual ha acarreado problemas en la estación que esta y es necesario destruirlo antes de que salga a la luz.
En la séptima historia, están de vuelta todos los personajes anteriores de los cuentos anteriores. La Consolidated Robots, le pide ayuda a la U. S. Robots, siendo rivales, esto encontrar el porqué de la destrucción de su máquina, todo esto gracias a la “súper computadora” Cerebro de la U. S. Robots.
En la octava historia se nos plantea un dilema sobre la similitud que hay entre humanos y robot, al menos en el sentido físico, aunque también en el mental poco a poco. El personaje principal es Sthephen, un fiscal de distrito que se presenta como candidato a la Alcaldía pero la oposición empieza a difundir el rumor de que Sthephen es un robot, por lo que tendrá que argumentar lo contrario.
En el último cuento, Byerley es coordinador del mundo, que está dividido en cuatro regiones: Oriental, Tropical, Europea y Nórdica. Pero está preocupado porque percibe fallas en el funcionamiento de las máquinas que dirigen la actividad humana y la producción económica de estas regiones y teme que el equilibrio y la paz que impera en la Tierra se termine si estas máquinas se llegaran a dañar.
En conclusión, las historias que nos presenta Asimov en Yo, robot, son una excelente manera de introducirse a la ciencia ficción, su prosa amable y sin términos científicos, teorías o postulados filosóficos-existenciales complejos, nos dan un conjunto que se vuelve un ineludible para comprender las generaciones que sucedieron a Asimov, así como también, hasta entender por qué las inteligencia artificial en la actualidad tiene ciertos patrones en su programación.
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