La historia del té, una bolsita que contiene al mundo
Por Jorge Isaac García Nava
Nota:
Se usan los términos aec (antes de la era común) y ec (era común) en lugar de los clásicos a.c. (antes de Cristo) y d.c. (después de Cristo) ya que son más comúnmente aceptados en la actualidad, pero son términos equivalentes.
Cuando cada uno de nosotros comenzamos nuestro ritual diario, ya sea calentar agua para sumergir en ella una bolsa de té o encender la cafetera para preparar una jarra de café, inadvertidamente participamos en una tradición que se extiende por miles de años y cuyo origen ha dado lugar cientos de cambios, desde pequeños como la apertura de la primera casa de té para mujeres en Inglaterra hasta movimientos enormes como la independencia de Estados Unidos, todo esto es parte de lo que bebemos cuando acercamos a nuestros labios una taza (o una botella) de Earl Grey o de té verde. De acuerdo con el libro 6 bebidas que cambiaron al mundo, la leyenda China nos dice que el emperador Shen Nung, que se cree reinó entre el 2737 al 2697 aec estaba hirviendo agua y por acción del viento cayeron hojas en su agua; la infusión resultante fue deliciosa para el monarca. Este mismo emperador escribiría el libro Pen is’ao sobre hierbas medicinales y donde, al menos en la primera edición, no existen referencias al té entonces ¿la leyenda es mentira? Bueno, como toda leyenda es en parte falsa, pero esconde un poco de verdad.

El té es una infusión de la planta Camellia sinensis y era usado desde tiempos ancestrales como medicina y se comían enrolladas en zonas del sureste de China y hasta el norte de Tailandia, donde algunos pueblos aún lo hacen, muy similar a como se consume la hoja de coca en América del Sur. Según la fuente, el té como bebida en realidad se origina en la India y es llevada a otros lugares por monjes budistas o taoistas, quienes consumen el té como bebida de forma regular ya que ayuda en los ritos de meditación e incluso Lao-tzu, fundador del taoísmo, pensaba que el té era una parte esencial del “elixir de la vida”.
Sea como fuere, para el primer siglo de la era común encontramos la primera referencia histórica del té en China en un libro llamado Reglas de trabajo para sirvientes (aunque no se encontró el texto, lo que hace dudar un poco de su autenticidad) y es, curiosamente, es más o menos al mismo tiempo que se inventa el papel. El hecho de que ya estén escribiendo reglas sobre como servir té significa que su consumo ya está generalizado, sin embargo es hasta el siglo cuarto cuando se comienza el cultivo de las hojas de té y bajo la dinastía Tang (618-907 ec) se convierte en la bebida nacional, también durante esta dinastía también se crea la “ruta de la seda” y se considera la “época dorada” de China. Y posiblemente el té permitió esto ya que tiene propiedades antisépticas, haciendo que el agua sea más segura ya que elimina bacterias como la de Cólera, Tifoidea y Disentería; además de que tuvo un efecto curioso en la economía, ya que mucha gente lo usaba como moneda de cambio, en efecto fue una inspiración para el “papel-moneda” moderno, conocidos como billetes. Es por estos años cuando se publica el más famoso libro sobre el té que nos legó la Antigua China: Lo clásico del té de Lu Yu, un poeta Taoísta y amigo de muchos filósofos de china y donde a lo largo de 10 capítulos nos describe todo lo relacionado a hacer té, la obra se divide de esta forma:
Capítulo uno: origen (一之源), capítulo dos: herramientas (二之具), capítulo tres: fabricación (三之造), capítulo cuatro: utensilios (四之器), capítulo cinco: hirviendo (五之煮), capítulo seis: beber (六之飲), capítulo siete: historia (七之事), capítulo ocho: regiones en Crecimiento (八之出), capítulo nueve: simplificar (九之略) y capítulo diez: ilustración (十之圖).
Con la llegada de los mongoles bajo Ghengis Khan comenzando en 1205 la popularidad de té en las clases gobernantes disminuyó, ya que los mongoles prefieren el kourriss (bebida alcohólica hecha de leche de yegua) y esto podemos verlo en las crónicas de Marco Polo, quien no hace mención del té aunque si del kourriss y estuvo en la corte mongola en China. Tal vez como respuesta al olvido obligado por los mongoles, las ceremonias del té se salvaron en Japón donde desde el siglo seis ya era una bebida popular gracias al monje budista Eisai y fue particularmente expandida por los shogunes (señores feudales-militares), una tradición que hasta hoy existe en el país y es parte integral de muchos de sus rituales, como el Washoku, que es ahora un bien cultural inmaterial de Japón.

Al inicio del siglo dieciséis las rutas de comercio hacia Europa se vuelven más transitables y fáciles de navegar, especialmente con la conquista de América y serán los portugueses quienes construyen los primeros puentes con China y Japón, se intercambia oro y plata de África y América por sedas y porcelanas chinas. Será hasta 1610 cuando el primer cargamento de hojas de té (en manos holandesas) llegue a Europa, de ahí hace un viaje extraordinario: 1630 llega a Francia y 1650 llega a Inglaterra. Es aquí donde tomará forma que conocemos hoy con la adición de leche europea en Inglaterra cerca de 1660 y el acompañante más popular: azúcar, que se importa de América gracias a las colonias españolas aunque también el té se enfrentó a sus más grandes enemigos: el café árabe que podía ser cosechado en América en grandes cantidades y el chocolate, un subproducto del cacao americano que rápidamente ganó popularidad en Francia y España, sin embargo, encontró su nicho más importante en las tierras de Inglaterra, donde hasta hoy es la bebida nacional.
Y la historia del té está ligada a la historia de Inglaterra, ya que su popularidad creció gracias a una de las más poderosas instituciones jamás creadas: La British East India Company, una compañía de mercaderes que comenzaron pequeñas operaciones de comercio en la India pero que terminarían dominando no solo el comercio con el Asia sino que formaron el poderío ingles en el mundo, creando bajo la bandera inglesa el imperio más grande que el mundo jamás haya visto. Y su principal producto de importación a Inglaterra (y Europa) fue el té, originalmente traído de Bantam, Indonesia desde 1669 y aunque al principio fue solo un producto secundario (siendo las especies y los textiles las principales mercancías), pronto se dieron cuenta que el té brindaba más ganancias en relación al peso transportado; para el siglo dieciocho la compañía consigue por fin un puerto en China y con esto, el número de envíos de té y el precio de los mismos caen drásticamente, haciendo que el público inglés en general pueda comprar té (además de que las rutas de piratería y las bebidas adulteradas hacían incluso más abundante la bebida). La British East India Company logró por medio de la monopolización de las rutas de comercio ser prácticamente la única que transportaba té y por ende sus ganancias eran enormes, en los casos cuando otras compañías no aceptaban unirse a ella, la fuerza de las armas inglesas las obligaba, como fue el caso de la Dutch East India Company, cuando Inglaterra declaro la guerra a Holanda a expensas de una compañía privada. Pero no era la única cosa que marcó la diferencia del té en Inglaterra. Por citar un ejemplo, las tiendas donde se vendía té (coffee houses) eran locales exclusivos para hombres, por ende la mujer dependía de que un hombre le llevara té, pero esto cambió cuando en 1717 Thomas Twining en la calle Devereaux Court abrió un segundo local al lado de su cafetería pero este era solo para mujeres y donde solo vendía té preparado, listo para consumir y hojas de té para preparar en casa. Casi al mismo tiempo y parte de un movimiento que bien podríamos llamar la “revolución del té” se abrió en 1732 el Vauxhall Gardens un jardín donde jóvenes de ambos sexos podían ir a pasear juntos, tomar té, ver alguno de los espectáculos y comprar comida. Al ser de ambos géneros, estos jardines de té fueron muy populares entre las mujeres. E incluso en otros aspectos fue importante ya que con la llegada de la Revolución Industrial (1760), las pausas en el trabajo o tea breaks eran una de las prestaciones laborales ofrecidas por los empleadores, quienes permitían esto ya que, contrario a otras bebidas, el té en Inglaterra era barato, fácil de conseguir y las cantidades pequeñas de cafeína en el té hacen que el trabajador esté más despierto, sea más productivo y era la eficiencia y la eficacia, es decir, el aumento en la productividad del trabajador lo que se buscó (y se consiguió) durante este proceso de mejoras tecnológicas sin precedente en la historia.

Otro momento, y tal vez uno de los más importantes, fue que el té participo directamente en la creación de Estados Unidos: 1773 y la British East India Company comenzaba a tener problemas con el comercio traído desde las colonias inglesas en américa usó su influencia en el gobierno para crear la infame Acta de Té (Te act) donde se le daba permiso de comerciar directamente con las colonias. Esto destruiría a los comerciantes locales ya que no podrían competir con los precios de la compañía, después de una serie de encuentros, algunos violetos, la Fiesta del té de Boston del 16 de diciembre de 1773 terminó con un grupo de colonos disfrazados de Mohawks abordaron tres naves de la compañía y volcaron el contenido de la carga por la borda. En lugar de notar el error, el gobierno inglés declaró cerrado el puerto de Boston hasta que se le pagara a la compañía por los daños, esa fue la primera de las Actas Coercitivas que son una serie de mandatos de los ingleses por retomar el control de las colonias desde 1774 y hasta 1775, fallaron estrepitosamente ya que en este año comienza la guerra de independencia de las 13 colonias, lo que llevaría eventualmente a formar a los Estados Unidos.

Sin embargo, este error de la British East India Company no será lo último que escuchemos de ellos ya que en 1839 impulsan la Guerra del Opio (1839-1842), una serie de conflictos entre Reino Unido y China por el control del mercado de opio, el cual usaban como moneda de cambio por té. Cuando el gobierno chino intentó detener este mercado de opio, los mercaderes ingleses usaron su poder (y sus armas) para atacar al gobierno chino (como ocurre con los cárteles de droga en América hoy). Al final los chinos tuvieron que ceder el control de Hong Kong al gobierno inglés, abrir el comercio de todo tipo de comercio en sus cinco principales puertos y tuvieron que pagar una fortuna en plata como castigo, solo por intentar detener el comercio de opio en su país. Lamentablemente para los chinos sus problemas comenzaban ya que por el resto del siglo diecinueve y gran parte del veinte serán atacados por Francia, Alemania, Rusia, Estados Unidos y Japón. Por este periodo también se empezó a cultivar té en la India y en el periodo entre 1859 a 1899 India se convirtió en el principal exportador de té del mundo, pero en 1857 una revuelta del ejército bengalí condujo al gobierno inglés a destruir la British East India Company en 1858.
Hoy, India sigue siendo el mayor productor y consumidor de té del mundo, seguido solo por China y el Reino Unido. El té quedó unido a la historia del imperio más grande que el mundo ha visto y fue el té quien permitió la expansión de este. Solo nos queda recordar en estos actos pequeños diarios el sacrificio y vida de miles de personas, desde ese mítico emperador chino hasta los trabajadores de la india que dejaron sus vidas por la ambición de la British East India Company y no olvidar jamás que todo acto humano, por más regular que sea, es histórico y por ende parte de que lo que somos y los que une.
Nota de agradecimiento: Agradezco a Silvana Mariana Hernández García, estudiante de Bachillerato de la Universidad Tres Culturas ya que fue ella quien abrió el debate acerca de la historia del mundo en torno a la historia del té. Igualmente proporcionó algunas de las imágenes para el presente artículo (obtenidas desde: https://www.6mejores.com/6-mejores-marcas-de-te/)
Referencias
- Standage, T. (2005). A history of the world in 6 glasses (pp. 127-158). Walker Publishing Company Inc.
- Teapedia. Teapedia.org. (2021). Consultado el 13 de abril de 2021, desde https://teapedia.org/es/P%C3%A1gina_principal.
- Yu, L. (2011). Cha Ying: El clásico del té. Ediciones Librería Argentina.
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