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Maldecidos cerdos: Rebelión en la granja de George Orwell

Por Santiago Miranda

«Si no quiere que le mientan, no pregunte.» Más claro ni la mismísima agua, hay veces en la vida y de primera mano lo puedo confirmar, en las que preferimos aislarnos por un momento del mundo en general, de las noticias, de los eventos, de todo, estamos un poco hartos y frustrados de que siempre es lo mismo. Y es que nuestra historia tiene una muy interesante característica, que puede llegar a ser cíclica, o en su defecto atemporal.

Aquí es donde nos pueden llegar a surgir ciertas dudas que nunca, ni mucho menos, ahora han sido fáciles de responder, por ejemplo, ¿Cómo puede ser una parte de la historia atemporal? ¿Qué no la historia es temporal? ¿No es una parte crucial del estudio de esta ciencia social la cronología?  La respuesta a esta pregunta, es si, tanto fáctica como técnicamente, la cronología es el principal fundamento del estudio de esta ciencia y propiamente no se entendería sin ésta, pero entonces, ¿Por qué me atrevo a decir que la historia es cíclica o que hay eventos temporales? Por una sencilla razón, porque el propósito de la existencia de las ciencias sociales, así como lo dispuso su padre, nuestro compadre Augusto Comte, era estudiar la sociedad que, sin entrar en una definición exacta de ésta pudiéndonos llevar toda una vida tratando de definirla, somos nosotros, un grupo de humanos que por desgracia o fortuna, son los mismos que hace 2 000 años.

Entonces, si somos a últimas nosotros, los actores históricos, los que estudiamos la historia, no sería descabellado que tendamos a repetirla y muy seguramente en la ignorancia, no por nada el meme o chiste del pleito de la cena de navidad por los terrenos de la abuela nació desde tiempos prolegómenos y está más vigente que nunca, esta es una conducta que se encuentra dentro del ser humano y como somos los mismos, la repetimos, la repetimos y la volvemos a repetir.

Debido al corto tiempo de “existencia” de los humanos en la tierra y el aún más corto periodo de estudio de la historia de éstos, el presupuesto de que nuestra historia es cíclica es relativamente nuevo, pero como para estudiar nuestro pasado, tenemos que recurrir al registro de nuestra existencia, la literatura toma la batuta de este análisis y en manos de los más afilados escritores residió todo el peso.

Se le denomina a cierto grupo de literatura “clásica” no debido a su popularidad ni aceptación, sino porque son textos atemporales, es decir, que no importa la época en la que naciste, esa literatura siempre será vigente, porque no enmarca un periodo histórico, sino que recopila aspectos imprescindibles de la esencia del ser humano.

De nuevo aclaro que hacerlo es una labor titánica, si de por sí lo es retratar un periodo, como Azuela en Los de abajo, Marqués en Cien años de Soledad o Posteguillo en Roma soy yo, cubrir una parte tan polémica y real de una manera tan completa como el poder así como lo hace George Orwell en Rebelión en la Granja es Fascinante.

Orwell fue un adelantado a su tiempo y una destacada mente Inglesa en uno de los más difíciles tiempos en la historia de la humanidad, el siglo XX, nacido en la colonia inglesa de la India, fue un funcionario colonial y periodista, pero más allá de su impresionante currículum, que cualquier escritor de su talla podría tener, éste destaco por su determinación y gran habilidad con la pluma.

Fue de los primeros voluntarios extranjeros en alistarse en la lucha por la defensa de la república española, una descarnada guerra civil que termino con todo a su paso, fue gravemente herido, ya habiendo regresado a la India y comprendiendo que su auténtica arma nuclear eran las palabras y su prosa, se desempeñó como director de la BBC en India durante la segunda guerra mundial.  

Entender esto es crucial y revelador, lo aprendido en las guerras que le tocó vivir, una como soldado raso y otra en un círculo de poder, le abrieron los ojos, aunado a otras experiencias como la no muy agradable de ser policía o vagabundo, le dejaron entrever tendencias objetivas de los humanos y en esta continua búsqueda, le ofreció respuestas y explicaciones al actuar de la humanidad, sin distinción de etnia, ideológica o ninguna otra.

Todo esto se ve reflejado en el cruel y rasposo relato de rebelión en la granja, un cuento corto, pero de mucho valor y muy entretenido, en el que narran la historia de una granja que vive en opresión y que pasa por una dura crisis.

Los distintos animales se organizan y los cerdos presentan un plan para independizarse de los humanos, librarse de la opresión, de ser maltratados, explotados y poder vivir en libertada, los cerdos son apoyados por los demás animales y emprenden este arriesgado plan, a su vez se presentan mandamientos que no deberán romperse por nadie, encabezando la lista “todos los animales son iguales”.

Hace Orwell una clara referencia a la revolución soviética y sus líderes, es un libro excepcional, que toda persona tiene que leer cuando menos una vez en su vida, altamente recomendado y que responde a muchas dudas sobre los acontecimientos de más relevancia del siglo, por medio de una magistral fábula.

“Todos los animales somos iguales, simplemente que algunos somos más iguales que otros”

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literatura

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