La Camarista: El «descubrimiento» o la «visibilización» de una clase explotada
La película que les traigo el día de hoy la deseaba ver ya que había escuchado buenas cosas de ella, había ganado varios premios y se consagró como la ganadora en el Festival Internacional de Cine de Morelia 2018, así que con esas cartas me interesaba mucho verla.
La camarista es la opera prima de la también actriz Lila Avilés. Es un film muy personal sobre la vida de Evelia (Gabriela Cartol) una camarista de un lujoso hotel de la ciudad de México. Digamos que es un caso muy parecido a Cleo (Yalitza Aparicio) en Roma.

La película nos presenta la vida laboral diaria de una camarista (vaya rompedera de cabeza para el título), la seguimos a lo largo los distintos pisos de un hotel de lujo de la Ciudad de México y su vida laboral precaria. La directora nos presenta, en su opera prima, el trato que sufre este sector laboral y hasta social de la población y que en general es de desprecio. Las actuaciones son regulares, no llegue a empatizar con los personajes. La música es nula en el intento de dar peso a la cotidianidad de la protagonista, tratando de dar un toque de realismo y cercanía, pero no logra su cometido.

Se ha aplaudido sus planos y uso de luz, pero la fotografía es promedio, el uso de la cámara es mínimo pero aceptable; no me gustan las comparaciones sin embargo, la temática me remite a Roma, dónde la fotografía y los planos son una maravilla visual.
Lo peor de la película es que en pleno 2019 sigamos teniendo estás películas dónde se nos dice que existe una clase explotada laboralmente y que es despreciada por las clases altas, pero eso no es lo grave, sino que se le aplauda con premios lo único que me hace ver es que esta clase social alta en lo económico y culturalmente hablando, son unos progres que se dan golpes de pecho y baños de pueblo, todos hemos vivido o tenemos conocidos que han sido explotados laboralmente, despreciados por estas élites y somos, en general, por el color de la piel, invisibles.

Eve, como le dicen en la película a la protagonista sufre la ruptura de las promesas de todos aquellos que le son cercanos, entre esto la esperanza de llegar al piso 42 que lo ve como la salida a sus problemas. ¿En verdad es algo nuevo?, ¿cuántas veces nos han prometido un mejor puesto en el trabajo o un aumento en el salario?, de nuevo, la visión de la directora es de una burbuja y la de los críticos igual. Nos pone a Eve como alguien que vive jornadas demandantes a tal punto que no pude ver a su hijo y lo tiene que cuidar alguien más. Yo llegué a trabajar en horarios de 9 a.m. a 11 p.m. (en dos ocasiones hasta 2 a.m.) sin ver a mis seres queridos toda la semana y usando los fines de semana para dormir o hacer deberes del hogar; y creo, esa es la historia de la gran mayoría de la sociedad mexicana que no es privilegiada. La narrativa no cuenta nada más, no hay empoderamiento para la mujer ni como género ni clase trabajadora, nos dice que estamos ahí para servir y de vez en vez alguien volteará a vernos y de manera voyerista, como algo exótico y con lo cual sentir tristeza. De nuevo, remitiendome a Roma, al menos ahí es una carta de amor del director a su nana y de paso, darle un lugar que merecía por todo lo que significó para él. Vaya, no hay ni palabras al final por parte de la directora para esa clase que quiere “visibilizar”, al final yo esperaba algún texto pequeño con estadísticas de la explotación laboral o de las diferencias sociales tan grande que existen en México, pero nada, solo Eve saliendo de trabajar.
Se le aplaude que visibilice a esta gente, pero son ellos mismo que han despreciado y marginado a todo aquel ajeno a su estrato social (ya sea por lo económico, cultural o lo racial), y lo que entrega está película es decirnos que aquellos que trabajan en el área de servicio tienen una vida: que se enamoran, que viven su sexualidad, se acongojan, sufren y son explotados, en resumen, son seres humanos; ¿En pleno 2019 no se habían dado cuenta?, eso solo me da una conclusión, que este grupo de personas viven en una burbuja y es muy triste y más triste que aplaudamos este tipo de cine, porqué al menos Roma de Cuarón es una belleza de narrativa visual y no pretende nada más que contar una historia personal y de manera paralela “visibilizar” un grupo a la élite que ellos mismos han hecho menos por años. Vaya, la opera prima de Lila Avilés no es más que una copia de Roma que se decanta por el voyerismo y el exotizar a una clase trabajadora.
En La Isla de Minerva le damos 3 de 5 plumas mochueliles
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A mí la película me gustó, tal vez lo único que no me terminó de satisfacer fue el final. Además, tuve una lectura muy distinta a la tuya, jamás lo vi como un trabajo propiamente de denuncia o que quisiera visibilizar las dificultades de los estratos más bajos. Para mí significó y ejemplificó más bien como los sueños y deseos de todos por alguna u otra razón se ven truncados y frustrados, como el exterior nos termina «rompiendo». Entonces los momentos felices de la película los interpreto como esas pequeñas victorias o esos instantes que nos terminan haciendo dichosos a pesar de lo difícil que pueda ser la vida.
En cuanto al trabajo de cámara y la música, yo tampoco creo que tengan algo de extraordinario pero me parecen bien, justas. Aunque un detalle que me llamó mucho la atención y del cual aún no termino de entender su significado más allá de lo obvio es que toda la película se desarrolla dentro del hotel y es hasta el final, cuando ella sale al mundo exterior que podemos ver más allá de cuatro paredes.
Y pues si centró en una camarista creo que en parte sí es por tratar de darle más profundidad a su película y tal vez para encontrar otros ambientes. Además la escena «sexual» de la película me gustó, siento que es ella misma tratando de transgredir su propia personalidad tímida y el «respeto» que le tiene al hotel y que después del incidente con la mancha de sangre uno podría pensar que no haría esas cosas. Repito, para mí es en general eso de los sueños y como la realidad te da de cachetadas. Porque aunque a veces uno se atreva a hacer las cosas, no es suficiente, no salen como uno quiere.
Saludos 😉
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