Child of Light: una hermosa pintura en acuarelas hecha videojuego
Por Jimena Rincón
Siento especial fascinación con los juegos que gustan por poner empeño al apartado artístico, no hablo necesariamente de grandes propuestas estéticas, sino aquellos que hacen vibrar al jugador cada vez que se sumerge en sus mundos y nos invita a quedarnos un momento en silencio observando lo bello de su arte; y son tan variados que puedo hablar del remake de The Legend of Zelda: Link’s Awakening, un Animal Crossing: New Horizons; Bioshock; hasta juegos con mayor complejidad artística como el que les traigo como recomendación.
La reseña corta es: cómprenlo ya si gustan de los juegos contemplativos y de RPG, además está en oferta en la tienda de Nintendo Switch, o al menos en el momento que escribía esta reseña. Si son de los que andan en busca de disparos o más acción, no encontrarán esto en el videojuego, pero, pues puede darle una oportunidad.
Ya sé qué dirán que no es un juego indie de cepa, y en parte es cierto, la gran productora Ubisoft está detrás del juego mediante su filial Ubisoft Montreal, sin embargo, Child of Light tiene alma de indie y para mí, eso es suficiente, pero no nos enrollemos y sigamos. La publicación del juego original fue el 29 de abril de 2014 en PS3 y PS4, el 30 de abril de 2014 en Xbox 360, Xbox One, PC y Wii U; y el 1 de julio de 2014 en PS Vita; finalmente vio la luz en Switch el 8 de agosto de 2018.

Nuestra heroína principal es Aurora una joven princesa hija de los duques de Austria, que cuando aún era muy pequeña perdió a su madre. Después de unos años, su padre se vuelve a casar, pero una noche antes de Pascua, Aurora comenzó a sentirse mal y fue a dormir, cayó en un sueño profundo del cual parecía no despertar, su padre atormentado cree que su hija a muerto y su salud comienza a decaer, de pronto, Aurora es transportada al reino de Lemuria, en dónde se da cuenta que la única forma de regresar a su mundo para ayudar a su padre es a través de un espejo mágico, pero las cosas no serán sencillas pues Lemuria está sumida en tinieblas por la influencia maléfica de la Reina de la Noche, a la que tendrá que derrotar.

Como ven, la trama no es del otro mundo, sin embargo, lo hermoso es que todo está contado en verso, como si de un cuento para niños se tratara y eso porque está basado en cuentos austriacos y europeos; además, son super bonitas todas las locaciones, y todo gracias al UbiArt Framework (que es un motor hecho en parte con dinero del gobierno francés y de Ubisoft), que ayuda a que los artistas visuales puedan plasmar sus dibujos y pinturas hechas a mano a pasarlas casi directamente a los videojuegos. Este motor ya nos ha entregado juegos como Rayman Origins, Rayman Legends y Valiant Hearts: The Great War, este último lo pude jugar y lo recomiendo ampliamente. El arte está influenciado por distintas fuentes, desde ilustradores como Gustave Doré o Arthur Rackham; hasta las películas del estudio Ghibli e incluso, del gran artista gráfico japonés Yoshitaka Amano, así que ya sabrán que calidad tiene el apartado artístico, es como si estuvieran en un verdadero libro ilustrado viviente que narra la historia de Lemuria.

La jugabilidad es de desplazamiento lateral y vertical, al estilo Mario Bros; controlamos a dos personajes: Aurora e Igniculus; nuestro acompañante es una especie de luciérnaga con forma de gota que nos ayudara a alumbrar el camino y en los combates contra los enemigos; podemos controlarlo con el segundo stick o con la pantalla táctil. En cuanto a los combates, son a la vieja escuela, por turnos y un poco al estilo JRPG, aunque hay un componente de mantenerlos en tiempo real porque tendremos, en la parte inferior de la pantalla, una cómo línea de tiempo que avanza y marca de quién es el siguiente turno, ahí es cuando podemos usar a Igniculus para ralentizar a los enemigos y poder atacarlos antes que ellos lo hagan.

A lo largo de nuestra aventura encontraremos distintas bestias y criaturas, así como acertijos (puzles) que deben ser resueltos para poder avanzar en la historia. También hay como misiones secundarias, que junto con unas cartas llamadas Confesiones, nos ayudarán a profundizar más en la historia de Lemuria. La música es otro apartado que me ha fascinado, es hermosísima y la compositora de toda la banda sonora es una cantautora quebequense de nombre Béatrice Martin, aunque su nombre artístico es Cœur de Pirate (corazón de pirata).
En La Isla de Minerva le damos 4 plumas mochueliles de 5.
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