Mujeres excepcionales Vol. III. Hedy Lamarr, la hermosa inventora
Por Jorge Isaac García Nava
¿Qué tienen en común el Wifi, Hollywood, Acapulco e historias bíblicas? La respuesta no es una mala comedia sino una mujer, una excepcional mujer que no tiene el crédito que se merece y espero con este artículo cambiar un poco eso.
Hedwig Eva Maria Kiesler nació un 9 de noviembre de 1914 en Viena, aún parte del Imperio Austrohúngaro. Esta mujer acaparó la atención mundial con otro nombre: Hedy Lamarr y a pesar de ser recordada como “la mujer más bella del mundo”, demostró que la belleza no está peleada con la inteligencia. Lo que sí está peleado con la brillantez femenina es forzarlas a cumplir con un canon de belleza que obliga a suprimir lo que son, llevando a una mujer con la capacidad de Hedy a refugiarse en el oscuro mundo del abuso de los medicamentos y las cirugías plásticas, negándole así al mundo los posibles logros -no solo en la pantalla, sino también fuera de ella- de una mujer de la impresionante talla de Hedy Lamarr.
Sus padres fueron Emil Kiesler, un empleado de banco de alto nivel, y Gertud Lichtwitz, pianista, y pareja judía, aunque de corte más laico que siempre pudo vivir una vida cómoda, aunque no opulenta (incluso la primera guerra mundial causo pocos problemas) y en este ambiente nació Hedwig que fue hija única. De su infancia vale la pena señalar dos cosas que son interesantes, pero que además demuestran el nivel intelectual de esta mujer: su niñera era una francesa de nombre Nicolette que le enseño francés y cuando se educaba en varios internados sus profesores pensaban que era “superdotada” porque a los diez años dominaba 4 idiomas, se desarrollaba educativamente hablando, además de desarrollar amor por el ballet y el piano, el cual tocaba a la perfección.

Cuando era niña, su madre (con quien tenía una relación algo distante, no como con su padre) le hace un regalo que cambiará su vida: la lleva a teatro. Hedwig quedó enamorada de la actuación, esto hace que actúe en la obra Hansel y Gretel de su escuela y años más tarde cuando ve su primera película: Metrópolis. En otras cosas, en 1929 conoce a Wolf Albach-Retty de quien se enamora (y parece que él también) y se ven en secreto hasta que son descubiertos por el padre de ella y como castigo la mandan a un internado de “señoritas casaderas, del que intentó escapar en varias ocasiones hasta que sus padres se dieron por vencidos y la hicieron regresar a Viena, donde se matriculó en la universidad.” (Sáenz, 2016)
Por primera vez muestra otro interés: ingeniería, aunque no duraría mucho, ya que cambia de opinión (y carrera) cambiando a estudiar arte dramático en la academia de Max Reinhardt, el productor y director más famoso de Austria. Acabando sus estudios, participa en dos películas: Dinero en la calle de 1930 y la primera película sonora de Austria (aunque solo como extra) La mujer de Lindenau o Tormenta en un vaso de agua de 1931. Su belleza le abriría puertas e incluso el mismo Reinhardt la eligió para la obra de teatro El sexo más débil y dijo que “era la muchacha más bella del mundo”. Tanto el comentario como la obra la vuelve conocida en la prensa (a pesar de tener solo 17 años). Con esta fama se traslada a Alemania donde participa en la película Las maletas del señor O.F. y luego, en 1932, participa en la comedia No necesitamos dinero lo que la catapultaría a la fama mundial. Ella regresó a Austria a pasar el verano, pero ahí, los eventos la tomarían por sorpresa. En 1933 el partido Nazi toma el poder con el nombramiento de Hitler como Canciller, aunque estos hechos parecían no afectar a Hedwig, a pesar de venir de una familia judía, ya que ese mismo 1932 ella protagonizó, por primera vez, una película de nombre Éxtasis, Sinfonía de amor que fue un escándalo por ser la primera película donde se muestra un desnudo parcial y un orgasmo femenino. La película fue prohibida en varios países y por el Vaticano, por cierto, el efecto del orgasmo se consiguió cuando el director le daba pinchazos en el pie con un alfiler.
Mientras actuaba la vida de Isabel de Baviera en una opereta a fines de 1932 conoció a Friedrich Mandl, que socialmente era famoso por su riqueza, pero que en otros círculos era llamado el Mercader de la Muerte porque era propietario de la Hirtenberger Patronenfabrik Industries, una fábrica de armas. Él se enamoró de ella y después de un tiempo de cortejo, anunciaron su compromiso en mayo de 1933. La boda se llevó a cabo el 10 de agosto de 1933 y después de una luna de miel dorada “aquel hombre al que ella describía en un principio como guapo y magnético, se trasformó en un ser tirano, controlador y celoso.” (Sáenz, 2016)
Tres años pasó encerrada en la residencia de la pareja, literalmente encerrada, pero en este periodo conoció a personas como Hitler o Benito Mussolini, pero más importantes para ella eran las conversaciones entre su marido y los científicos que se encargaban de inventar armas: misiles, radiofrecuencias y otros temas militares pasaban por la mesa y aunque ellos la conocían solo como actriz, me atrevo a decir que ninguno sabía que detrás de la máscara de mujer de sociedad se ocultaba alguien que entendía de ingeniería. Solamente una vez le pidió ayuda a uno de estos caballeros con resultados desastrosos, ya que en ese momento se dio cuenta de que su esposo estaba grabando todas sus conversaciones cuando le mostraron la grabación de su propia voz pidiendo ayuda. Como si fuera una escena de sus películas, un jueves le pone pastillas para dormir al café de una de sus criadas, le roba el auto y con la ropa que tiene puesta, una maleta con algunas joyas y siendo perseguida por los hombres de su esposo logra darse a la fuga y alcanzó Suiza. Por suerte para ella, con la anexión de Austria por Alemania Nazi, Mandl se apresuró a cortar todo nexo con su esposa judía.

En Londres conoce a Louis B. Mayer a quien persigue, dispuesta a todo por su futuro, en el crucero Normandie a donde accedió como institutriz de Grisha Goluboff, un violinista prodigio. Durante el viaje logra convencer a Mayer, aunque le pone la condición de cambiar su nombre artístico; aquí es donde realmente adopta el nombre que la hará famosa: Hedy Lamarr, en memoria de Bárbara La Marr.
De 1938 a 1950 fue su periodo de éxito en el cine norteamericano, la década de los 50 ya no fue tan buena y anunció su retiro en 1958. De su carrera en el cine no vamos a hablar mucho excepto por dos temas de importancia, uno como dato curioso y otro de importancia personal. El primero de estos es que en este periodo trabajo con las más conocidas estrellas del cine yanqui: Judy Garland, Robert Taylor, James Stewart, Clark Gable, Charles Boyer y Spencer Tracy entre otros actores y las películas que les puedo recomendar (aunque vale la pena no olvidar el periodo en el que fueron hechas) son: Camarada X, Crossroads y posiblemente la más conocida, aunque no la mejor, Sansón y Dalila, aunque esta tiene la ventaja de mostrarnos a Hedy en su mejor momento y a color.
Para el segundo punto, el de importancia personal, no podemos dejar de mencionar que ella tuvo a lo largo de su vida 6 esposos, la mayoría de ellos del ámbito cinematográfico, así como algunos amantes y tres hijos. El único que vale la pena mencionar por su valor como dato curioso es que su cuarto esposo, Ernst Heinrich «Teddy» Stauffer, fue conocido como Mr. Acapulco y le debemos en gran medida la fama del puerto como el mejor destino vacacional para el Hollywood de oro, así como fundó el famoso Tequila a Go Go, la discoteca más famosa de Acapulco.
Pero la relación que más llama la atención es su amistad con George Antheil, un compositor musical, con quien entablo platica sobre política, ya que él había escrito un artículo llamado Germany never had a chance, el cual no he podido encontrar. Pero en relación con la política europea, Hedy tenía experiencia de primera mano y no solo eso, sino que cuando la plática giró a hablar sobre armamento, ella tenía más datos que algunos expertos. Uno de los mayores problemas que todos los bandos enfrentaron fue el de mantener las comunicaciones encriptadas, el caso más famoso es el de la máquina Enigma. Sin embargo, la comunicación no se limita a mensajes, sino también instrucciones a máquinas, por ejemplo, a las instrucciones dadas a un torpedo para que llegue a su destino. La idea creada por Hedy y a la que Antheil aportó era sencilla: Usar ondas de radio, que son comunes y fáciles de crear, pero para evitar que la señal fuera interferida la frecuencia se cambiaría constantemente, usando ochenta y ocho frecuencias porque un piano tiene ese número de teclas. Mientras el dispositivo receptor y emisor tuvieran el mismo tipo de receptor estarían en sintonía y solamente una persona necesita saber la clave, lo que asegura la seguridad de la comunicación.

La patente por este invento se les otorgó el 11 de agosto de 1942 bajo el nombre: Frequency-Hopping Spread-Spectrum (Salto de Frecuencia de Espectro Ensanchado) y con patente número 2.292.387. Y sus inventos no acabaron aquí:
Durante las pausas en los rodajes de sus películas, aprovechaba para seguir explorando su faceta de inventora. Plasmaba sobre el papel las ideas que se le ocurrían, como el diseño de un collar para perros con propiedades fluorescentes; una técnica de alisamiento facial; la mejora en el diseño de los semáforos o el de una tableta que, al ser disuelta en el agua, como si fuera un comprimido efervescente, producía una bebida carbonatada. (Sáenz, 2016)
Lamentablemente estos inventos fueron mantenidos en secreto, ya que podían dañar su imagen. Una decisión espantosa, pero que la propia experiencia de Hedy le dictó que era la decisión correcta porque el invento fue duramente criticado por el ejército y la marina, quienes más bien intentaban evitar toda asistencia civil durante la guerra y aunque no fue aplicado durante la guerra para la que fue pensado si fue usado por el ejército norteamericano desde la crisis de los misiles de Cuba en 1962. De todos estos inventos ella no hizo ni un solo dólar, ya que el ejército uso sus ideas tres años después de que se expiraran las patentes. El Salto de Frecuencia de Espectro Ensanchado estuvo olvidado por un tiempo corto, sin embargo, fue recuperado en los últimos años y es hoy la base sobre la que se construyeron los sistemas de intercambio de información inalámbrico de tercera generación, es decir, son la base del Bluetooth y el Wifi, así que muy posiblemente estés leyendo el presente artículo gracias a Hedy Lamarr.
Así, demostrando que la belleza no está peleada con la inteligencia, lamentablemente perseguir su sueño de ser actriz significaba aceptar e interiorizar un canon de belleza que desdeña el ingenio y que ensalza el cuerpo como si fueran dos cosas opuestas y excluyentes. Un canon que aún hoy existe y donde una mujer que tenga estudios es la excepción no la regla y que es parte del problema que sufrimos hoy: una mujer es igualmente capaz de generar ideas de amplio espectro para mejorar cosas como, por ejemplo, un sistema de dirección para torpedos. Suena a una obviedad, pero a veces me parece que se olvida en ciertos círculos de la sociedad y lamentablemente Hedy experimentó esto en persona.
Lamentablemente su vida la orilló a una adicción a ciertos medicamentos y a las cirugías plásticas, porque el “star system” de Hollywood tampoco es agradable para las actrices que envejecen y fue olvidada, desechada como un mueble viejo. Sus últimas apariciones en público fueron por escándalos relacionados con robo de maquillaje, donde se retiraron los cargos.

El 12 de marzo de 1997, 54 años, 7 meses y 1 día después de recibir la patente por su mayor invento, le fue concedido el The Electronic Frontier Foundation Pioner Award, ese mismo año recibió el The Bulbie Gnass Spirit of Achievement Award y una distinción honorífica militar. Hedy falleció el 19 de enero de 2000 a los 87 años y en el 2014 su nombre (y el de Antheil) fueron anexados al Inventors Hall of Fame de los Estados Unidos
Referencias
KnowledgeNuts. (2018). Hedy Lamarr’s Great Escape. KnowledgeNuts. Consultado 4 de abril 2021, desde https://web.archive.org/web/20180404191848/http://knowledgenuts.com/2015/09/07/hedy-lamarrs-great-escape/.
Morrón, L. (2015). Hedy Lamarr, la inventora. Mujeres con ciencia. Consultado 3 de abril 2021, desde https://mujeresconciencia.com/2015/11/30/hedy-lamarr-la-inventora/.
Sáenz García, R. (2016). Hedy Lamarr: Una actriz con vida de película y precursora del WiFi [Ebook]. UNIVERSITAT JAUME I. Consultado 2 de abril 2021, desde https://bibliotecavirtualsenior.es/wp-content/uploads/2016/05/Hedy-Lamarr-una-actriz-con-vida-de-peli–cula-y-precursora-del-WiFi.pdf.
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